Algunos consejos prácticos. ¡Hagamos niños fuertes y seguros!
Fuentes: Amabel psicología, Escuelas infantiles Kimba, psicoglobalia.
Bienvenidos al blog Conectando semillas,
Este blog es una iniciativa del Equipo Esperi, formado por un grupo de profesionales (psiquiatras, psicólogos, educadores y trabajadores sociales) dedicados al cuidado de todos aquellos niños y jóvenes que presentan algún tipo de problema relacionado con la salud mental.
Nace con la ilusión de crear un espacio virtual en el que tanto los jóvenes y sus familias como los profesionales podamos compartir nuestros puntos de vista.
Por nuestra parte queremos poner a vuestra disposición material seleccionado que consideremos útil a la hora de prevenir, evaluar, abordar y/o afrontar los diferentes problemas de salud mental en la infancia y juventud.
Pero vosotros sois los auténticos protagonistas. Por eso os animamos a que compartáis aquí vuestras inquietudes, opiniones, experiencias, consejos, esperanzas, vuestros logros, vuestras metas,… para que desde aquí llegue a todos los jóvenes y familias que están pasando por circunstancias parecidas y que necesitan saber que no están solos y para que la sociedad en su conjunto se haga eco.
2-3 AÑOS
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Puede hacer algunas
tareas bajo el control del adulto. Todavía no comprende lo que hace bien o
mal y obra de acuerdo a mandatos y prohibiciones porque no posee autocontrol.
Colabora con el
adulto en ordenar y guardar sus zapatillas, su pijama, regar las flores y
hacer algunas tareas concretas como poner y recoger las servilletas, etc.
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3-4 AÑOS
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Observa la conducta
del adulto y la imita. Actúa en función del premio o el castigo. Ya va siendo
capaz de controlarse y de tener orden en sus cosas.
Colabora en guardar
juguetes y los debe recoger. Puede poner algunas cosas fáciles en la mesa
como el plato y los cubiertos, etc. Se desnuda solo y se viste con ayuda.
Aprende a compartir las cosas y a esperar su turno. Muestra interés creciente
por jugar con otros niños.
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Sigue observando e
imitando al adulto. Necesita que le guíen pero tiene deseos de agradar y
servir y por eso suele tener iniciativas responsables como vestirse, recoger
sus juguetes, controlarse en un espectáculo, etc.
Ya puede dársele
alguna responsabilidad: poner la mesa, ocuparse de algún recado dentro del
entorno familiar. Puede cuidar a hermanos pequeños durante algún rato,
estando un adulto cerca. Debe dejar ordenados los objetos que usa. Es
bastante autónomo en la comida y en su cuidado personal se calza, se lava y
va al baño solo.
Acepta los turnos
en el juego, aunque no siempre los respeta. Suele asociarse con dos o tres
niños para jugar y entabla las primeras amistades.
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5-6 AÑOS
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Ya ha aprendido bastantes
conductas y, aunque necesita que la persona adulta le diga lo que debe o no
debe hacer, conviene presentarle dos opciones, para que elija. Puede ser responsable
de tareas domésticas sencillas: limpiar el polvo, recoger la mesa, preparar
su ropa para vestirse, buscar lo que necesita para una actividad concreta. No
hay que olvidar que el niño sigue imitando y que es exigente en la aplicación
de la norma para todos. Le agrada ayudar y cumplir encargos y recados sin
cruzar la calle o pasar por lugares peligrosos.
Juega en grupos de
tres o más y sigue reglas sencillas. Intenta ser autónomo y puede rebelarse
frente a las presiones de los adultos en asuntos como disciplina, autoridad y
normas sociales. A partir de los cinco años comienza a despertar la
intencionalidad, asimila algunas normas y se comporta de acuerdo con ellas.
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6-7 AÑOS
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Con control y ayuda
para evitar descuidos involuntarios, puede y debe prepararse los materiales
para realizar una actividad. Comienza a ser capaz de controlarse en
desplazamientos muy conocidos y próximos tales como el colegio, la casa de
amigos que vivan en el mismo bloque de viviendas, casa de algunos familiares,
etc. Puede disponer de algún dinero semanal y aprender a administrarlo,
sabiendo que, si lo gasta, deberá esperar a la semana siguiente para recibir
una nueva paga. Todavía se guía por las normas y hábitos del adulto:
identifica el bien con lo mandado y el mal con la prohibido o lo que enfada
al adulto.
Cumple las órdenes
al pie de la letra, generalmente hasta los ocho años. Puede controlar sus
gastos con más facilidad. Tiende a formar grupos de relación con compañeros
del mismo sexo. Aprende costumbres sociales relacionadas con el saludo, la
despedida, el agradecimiento, etc. Actúa de forma responsable si se le
ofrecen oportunidades para ello. Tiene el deseo de ser bueno y, si no lo es,
culpa a los demás o a las circunstancias porque no soporta que le consideren
malo.
Va adquiriendo la
noción de justicia y comprende las normas morales mediante ejemplos concretos.
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8 AÑOS
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Comienza a adquirir
autonomía personal y puede controlar sus impulsos, en función de sus
intenciones. Es capaz de organizarse en la distribución del tiempo, del
dinero y de los juegos. Todavía precisa alguna supervisión. Pueden dársele
responsabilidades diarias: preparar el desayuno, bañarse, acudir solo al
colegio, etc.
Empieza a
distinguir la voluntad del adulto de la norma y es consecuente en su
conducta.
Sabe cuándo y cómo
debe obrar en situaciones habituales de su vida. La actuación de las personas
adultas es decisiva, dado que si persiste una presión autoritaria el niño se
hace dependiente, sumiso y falto de iniciativa. Si, por el contrario, se obra
de forma permisiva, el niño se convertirá en una persona caprichosa e
irresponsable. Así pues, se hace imprescindible una actitud que favorezca la
iniciativa y mantenga la exigencia. Le atrae el juego colectivo y coopera en
grupo.
Es capaz de prever
las consecuencias de sus actos.
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9-11 AÑOS
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Ya es bastante
autónomo en sus intenciones y, por lo tanto, en su responsabilidad. Suele
tener una organización propia para sus materiales, ropas, ahorros... Puede
encargarse de alguna tarea doméstica y debe realizarla con responsabilidad y
cierta corrección. Le gusta que se le recompense por la tarea que se le
encomienda.
Aunque aparezcan
rasgos de dependencia, le gusta tomar decisiones y oponerse al adulto con
cierta rigidez. Es capaz de elegir con criterios personales. Se hace
estricto, exigente y riguroso.
Se identifica con
su grupo de amigos en el que cada uno tiene una función asignada y se acata
lo que dicta el jefe de la pandilla.
Reconoce lo que
hace mal, pero siempre busca excusas, aunque para los demás suele ser muy
estricto. Le gusta que le dejen decidir por sí mismo y tiene necesidad de
afianzar su yo frente a los demás, de ahí su resistencia a obedecer y su afán
de mandar a otros niños menores. Conoce sus posibilidades, decide y
reflexiona antes de obrar, aprende de las consecuencias y se siente atraído
por los valores morales de justicia, igualdad, sinceridad, bondad, etc.
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11-12 AÑOS
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La influencia de
los amigos comienza a ser decisiva y su conducta estará influenciada en gran
parte por el comportamiento que observa en sus amigos y amigas o compañeros
de clase. Los hermanos y hermanas mayores tienen más influencia sobre ellos
que los padres. Aparece una etapa en la que la crítica suele ser muy
frecuente y dirigida hacia sus padres y profesores; no le gusta que le traten
de un modo autoritario, como a un niño; reclama autonomía en todas sus
decisiones.
Necesita tener
amigos y depositar en ellos su confianza; es leal al grupo y su moral es la de
sus iguales, a los que imita en la forma de vestir, en los juegos, las
aficiones, etc. Quiere ser como los mayores. Tiene sentido de
responsabilidad, trata de cumplir sus obligaciones y se hace más flexible en
sus juicios. Su comportamiento es mejor fuera del entorno familiar. Tiene
capacidad para valorar lo bueno o malo de sus acciones, puede pensar en las
consecuencias, conoce con bastante objetividad sus intenciones y desea obrar
por propia iniciativa, aunque se equivoque.
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